Se pueden publicar mensajes de 500 caracteres, además de compartir contenido multimedia. Es una plataforma de código abierto. No hay una empresa detrás y no tiene financiamiento. Quién la creó y por qué.
Un mamut gigante. Ese es el logo de Mastodon, la nueva red social que busca competir con Twitter. Y ganarle, por supuesto. Se trata de una plataforma de código libre que, al igual que el sitio del pajarito, tiene un muro público donde se ven los mensajes y contenido multimedia, de forma cronológica.
La estética de la interfaz es muy similar a la de TweetDeck, pero la principal diferencia es que el código es público, surge del trabajo colectivo y no hay una compañía detrás financiando este producto.
«Mastodon no está construida para vender tus datos a los anunciantes. Cualquiera puede ver el código y hacer mejoras porque está pensado por y para la gente, y está bajo su supervisión», escribió Eugen Rochko, el desarrollador de Mastodon, al anunciar el lanzamiento de su bebé tecnológico.
En el escrito, Rochko compara abiertamente su producto con Twitter. De hecho él es un usuario activo de ese sitio. Con Mastodon, dice, busca generar una versión mejorada de la red social del pajarito.
El servicio cuenta con 50 mil usuarios y ya superó las expectativas a tal punto que, por el momento, no es posible inscribirse. Cuando se ingresa al sitio se lee un cartel que dice: «Debido a la gran cantidad de tráfico, en esta instancia están cerrados los registros hasta tanto se pueda asegurar buena calidad de servicio para los usuarios».
Otro de los puntos a destacar es que Mastodon es una «federación», porque los usuarios de diferentes comunidades o sitios, a los que el desarrollador denomina «instancias», pueden interactuar entre sí.
«Elige un servidor en el que confíes, el que sea, y podrás interactuar con todo el mundo. Cualquiera puede tener su propia instancia de Mastodon y participar, sin inconvenientes, en la red social», se lee al ingresar en el sitio.
En este sentido, los usuarios de diferentes «instancias» pueden comunicarse entre sí, del mismo modo que un usuario que tiene un correo de Gmail puede escribirle a otro con correo de Outlook.
Además de tratarse de un sitio libre y descentralizado, hay otras diferencias entre las dos redes sociales. En la plataforma del mamut no hay tuits sino toots, que tienen un límite de 500 caracteres.
Esto busca evitar las cataratas tuiteras que se requieren, muchas veces, para expresar una idea, según detalló el desarrollador. También hay retuits, solo que allí se llaman boosts.
Las herramientas de privacidad son, a su vez, un detalle diferente. Se puede elegir realizar publicaciones visibles sólo para determinados usuarios, tal como ocurre en Facebook.
Además, en los toots es posible añadir un botón de advertencia, en caso de que haya contenido sensible, para que sólo sigan leyendo aquellos que así lo deseen.
A su vez, está la alternativa de añadir un timeline local y otro federado donde se agrupan las publicaciones de diferentes instancias pero que estén vinculadas al usuario.
Mastodon está dando que hablar y tuvo un buen comienzo. Tiene el espíritu libre y colectivo que es ley en algunos sectores del universo techie.
Ahora resta ver si realmente logrará seguir ganando adeptos y, sobre todo, si podrá continuar creciendo de forma descentralizada y sin ningún tipo de financiamiento.