Los llamados «superpiojos» de Argentina son una de las variedades más difíciles de eliminar del mundo, ya que debido a una mutación se hicieron inmunes a algunos tratamientos clásicos. Comodoro es una de las ciudades que fueron relevadas en una investigación realizada por el Conicet.
Un dato que se desprende de una investigación que realizó un equipo del Conicet da cuenta de que Argentina tiene uno de los piojos más difíciles de erradicar del mundo porque mutaron y se hicieron inmunes a la permetrina, que es uno de los tratamientos clásicos. Se volvieron tan resistentes que las tradicionales lociones ya no hacen efecto. Por este motivo, los padres que quieran ganar la batalla contra los piojos deben tener claro que la solución actual son productos nuevos y un peine fino full time.
«Se deben usar productos recomendados, no alternativos ni caseros. Y la mejor forma de no abusar de estos productos es pasar el peine fino: si saqué dos piojos no hace falta un tratamiento; si saqué 15 o 20, sí. En ese caso, lo mejor es usar pediculicidas que contengan silicona, que es un principio activo bastante seguro toxicológicamente y mata a los piojos de forma diferente a la permetrina, con lo cual las mutaciones existentes no generan bloqueo», indicó Ariel Toloza, doctor en Biología y miembro del equipo de investigación del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Cipein).
Toloza, de 39 años, agregó que en el estudio que hicieron a lo largo de tres años, uno de cada cuatro chicos tenía piojos en promedio. El relevamiento fue hecho con 2.000 chicos de Buenos Aires y Capital Federal, pero hubo intercambio de información con sedes del Conicet de otras localidades como Cultral Có, Bariloche, Tucumán, Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca.
Esto permitió llegar a la conclusión de que el 88% de las ciudades del país tienen piojos resistentes, con lo cual estos «superpiojos» son un tema de orden nacional.
RIESGOS
La elevada cantidad de niños con piojos obedece, en parte, a la poca efectividad de los tratamientos clásicos. Los pediculicidas aumentaron de 1% a 5% la concentración de permetrina. Luego no pudieron seguir haciéndolo por los riegos de intoxicación y eso, en alianza con la falta de drogas alternativas a la permetrina, derivó en los «superpiojos».
Al igual que ocurre con los mosquitos, hay quienes son víctimas permanentes de los piojos, mientras otras personas jamás tuvieron que pasarse un peine fino. En el caso de los mosquitos se sabe que son ciertos olores lo que hace que el insecto decida picar a determinadas personas y a otras no.
Pero, aunque los científicos saben que con los piojos sucede algo similar, aún no pueden identificar qué sustancia es la determinante. «Los datos te dicen que hay diferencias entre los nenes. El que tuvo piojos sigue teniendo piojos y evidentemente es propenso a tenerlos. Las razones concretas recién las empezamos a investigar», dijo Toloza. Esa será la etapa de la investigación que le seguirá a la confirmación de que los piojos mutaron.
El Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Cipein), que depende del Conicet, desarrolló un tratamiento, hace poco, a través de nanotecnología que envuelve a los piojos, les neutraliza la tráquea y los mata por asfixia.