Un ovejero belga de 10 meses se cayó del barco en donde viajaba junto a su familia. Lo dieron por perdido, pero milagrosamente regresó con vida.
Navegar por el lago Michigan, en Estados Unidos, puede ser un sueño para muchos. Aunque a veces ese paseo de película puede transformarse en una verdadera pesadilla. Algo así le ocurrió a Rylee, el cachorro de 10 meses que los esposos Kristin y Edward Casas decidieron embarcar para compartir la jornada náutica. Al rato de alejarse de la costa, la pareja alcanzó a escuchar extraños sonidos que venían del motor. Era una pequeña falla. La repararon y siguieron viaje. Todo estaba en su lugar. Pero tras varios minutos, llamaron a su adorable mascota y se encontraron con la triste sorpresa… ¡No estaba a bordo!
Para los amantes de historias sorprendentes con animales como protagonistas, acá va otra que no tiene desperdicio. La semana pasada, la perra española Maya había conmovido al mundo mientras esperaba que dieran de alta a su dueña en la puerta del hospital. Antes, había sido el turno de un cocker que no quería separarse del ataúd de su dueño, un hombre de 45 años, víctima del terremoto que devastó varios pueblos del centro de Italia. Y ahora, el héroe de la semana apareció en norteamérica.
Se trata del pequeño Rylee, un ovejero belga que no llega al año de vida, quien encarnó una aventura digna de la ficción. ¿Por qué?
Porque cuando el matrimonio Casas comenzó a llamarlo, sin obtener respuestas, se dieron cuenta de que su mascota había caído por la borda. «Inmediatamente, nuestros corazones se detuvieron. Estuvimos distraídos durante 10 minutos revisando la falla del motor y luego no lo encontramos en ninguna parte del barco», detalló Edward a al sitio ABC News.
De inmediato, cambiaron el rumbo y regresaron por el mismo camino, con la intención de encontrar al cachorro nadando. Y además, dieron aviso a las autoridades, quienes se encargaron de alertar a los pescadores de la presencia de Rylee en el lago.
Pese a los esfuerzos, no hubo suerte durante el día. Y a medida que pasaban las horas la angustia del matrimonio iba en aumento. Regresaron a la marina sin el animal. Pero Lynn Fiedor, a cargo del cuerpo de voluntarios del Equipo de búsqueda de animales perdidos, tenía una fe ciega: los ovejeros belgas se caracterizan por su inteligencia y capacidad atlética, y este en particular estaba siendo entrenado para convertirse en un perro de búsqueda y rescate. Cuando Lynn se enteró de eso, inmediatamente supo que el cachorro encontraría el camino para volver a casa. Y así sucedió.
A la mañana siguiente, una mujer avisó a las autoridades que había visto entrar a un perro de las características de Rylee a la zona del campamento, ubicado en medio de una arboleda. Para llegar allí, calculan que el joven can nadó cerca de 10 kilómetros y caminó otros 20 hasta llegar al lugar.
Al enterarse de la noticia, Kristin y Edward salieron en la búsqueda de su mascota. Hicieron sonar el juguete favorito del pastor belga, y recibieron una inmediata y emocionante respuesta. Rylee salió disparado y corrió hasta sus amos para concretar el esperado reencuentro. Ahora, el cachorro está a salvo junto a su familia. Por su fortaleza, inteligencia y algo de la siempre necesaria suerte, la historia tuvo un final feliz.