En Irlanda del Norte, un nene de 5 años jugaba con su hermano, tres años mayor que él, cuando decidió abrir su huevo de chocolate para ver qué miniatura le había tocado en suerte. Pero dentro de la clásica cápsula amarilla no había una figurita, ni algunas piezas para armar un cochecito, ni nada por el estilo. Para sorpresa del pequeño, en el interior había una bolsa llena de polvo con aspecto cristalino, que afortunadamente entregó de inmediato a su padre.
Sospechando lo peor, el padre no dudó un instante en hacer entrega a las autoridades del extraño contenido del huevo. Tras los análisis pertinentes, la policía certificó que se trataba de metanfetamina, una droga de diseño tan adictiva como peligrosa.
“Este incidente supone una gran preocupación para todos nosotros”, explicó el inspector encargado del caso, destacando que la sustancia podría haber causado una desgracia en manos de los niños.
La investigación tratará ahora de determinar en qué punto de la cadena de producción y comercialización se introdujo la droga en la golosina.
No corren buenos tiempos para la famosa golosina, un producto que fue prohibido recientemente en Chile como parte de una campaña gubernamental para frenar la obesidad infantil.
Los huevos de chocolate también fueron noticia en marzo de este año cuando la policía bonaerense detuvo a un ciudadano sueco en Mar del Plata con pastillas de éxtasis en los característicos plásticos del interior de esta golosina.
Además, en enero en Francia después de que una niña de 3 años y medio muriese asfixiada al tragarse el juguete.