Un egipcio acusó al escritor Ahmed Naji de que su libro, con acotaciones sexuales y de drogas, le provocaron su malestar físico.
Puede sonar rídiculo, pero es real. Contemos la historia de manera infantil. Un egipcio se puso a leer un libro. Tuvo un infarto. Y acusó de su problema físico al escritor del libro que él leía. La Justicia egipcia recibe el caso y condena al escritor a dos años de cárcel.
El escritor egipcio Ahmed Naji fue condenado por el contenido erótico de un pasaje de Istijdam al-haya (El uso de la vida), su novela más reciente. El caso es de 2014, pero si en primera instancia fue absuelto, ahora, luego delas apelaciones, fue condenado.
El tribunal consideró que el texto de Naji posee un contenido «flagrantemente erótico», fomentando «la lujuria y los placeres efímeros, utilizando su cerebro y su pluma contra la decencia pública y la moral, incitando a la promiscuidad».
La novela de Naji es una autobiografía con pasajes sobre drogas y sexo. Salió a la venta en 2014 y tuvo éxito de crítica y ventas. Pero en 2015 un lector realizó la denuncia por su problema físico.
A principios de 2016, Naji fue enviado a la cárcel. A la peor que existe en el país. Se trata de Tora, la que fue calificada por los periodistas de todo el mundo como un «infierno».
Naji ha recibido el apoyo de infinidad de organismos internacionales y obtenido premios por su obra. A la par, el sistema legal egipcio se ha convertido en objeto de duras críticas. No hace mucho, un tribunal de ese país sentenció a un niño de cuatro años a prisión incondicional por cuatro cargos de asesinato, ocho de intento de asesinato y vandalismo contra propiedades públicas. Al momento de los hechos el nene tenía dos años. Errores como ese son comunes.´
Lo cierto es que Naji sigue en la cárcel y demuestra como un país que era líder en la libertad de expresión se va convirtiendo en una gran prisión para los libre pensadores.
Egipto fue el primer país de Medio Oriente y África del Norte en tener un periódico, en 1828. Pero actualmente figura en el puesto 158 de la clasificación mundial de libertad de prensa sobre 180 países, según el World Press Freedom Index.
El gobierno del presidente militar, Al-Sisi, cerró durante el último año diversos focos culturales en El Cairo, incluyendo varios centros de difusión, una galería de arte y una editorial, pese a que la Constitución egipcia aprobada en 2014 protege la creación artística e impide que se encarcele a un creador por expresarse con libertad. Todo mentira.